La palabra “cobre” proviene de una palabra griega – Kypros – que significa Chipre. Desde minas ubicadas en el macizo de las montañas Troodos, esta materia prima fue transportada en aquel entonces a múltiples destinos del mundo antiguo. Los romanos denominaron como “piedra chipriota” (aes cyprium) a los depósitos de éste material. De esta denominación, deriva el nombre del cobre en latín (cuprum), como así también su nombre en otros idiomas: francés (cuivre), alemán (Kupfer), inglés (copper) y español (cobre).

Imagen de la isla de Chipre

Antiguas explotaciones mineras ubicadas en las montañas de Troodos en Chipre(Fuente: www.album.wernerstalder.com)

En el Antiguo Egipto, un jeroglífico “Anch” (crus ansata o cruz egipcia) no simbolizaba solamente la vida y la fertilidad, sino también era símbolo del cobre. En la Antigua Grecia, este metal se asociaba con la diosa Afrodita (Diosa Chipriota o Venus). La más bella de todos los habitantes del Olimpo emergería desde la espuma del mar en las proximidades de Chipre y, según la mitología, ese era uno de sus lugares favoritos. El pictograma que representaba a Afrodita se convirtió en el símbolo del planeta Venus y fue usado en la alquimia para referirse al cobre. Es por ello que éste símbolo se utilizó para marcar la localización de depósitos de cobre y minas en explotación hasta el siglo XVIII, aunque por tratarse de la diosa Venus, también se utilizó éste símbolo para designar al sexo femenino y la feminidad.

A lo largo de la época de la Ilustración, floreció el interés por la exploración del mundo y de la naturaleza. A principios del siglo XIX, concretamente en 1808, el científico inglés John Dalton (1766-1844) publicó un trabajo sobre la teoría atómica y la formación de la materia. En este trabajo, se referenciaba al cobre con un pictograma de una letra C (cuprum, cobre) inscrita dentro de un círculo.

El símbolo usado para eel cobre que hoy en día aparece en la tabla periódica de los elementos, Cu, se empezó a utilizar a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

Símbolo del cobre en la tabla periódica

Aunque el contenido de cobre en la corteza terrestre es bajo, se entiende que la parte más exterior, es decir una capa de unos 10 kilómetros de espesor de la litosfera contiene aproximadamente 55 gramos de cobre por cada tonelada de roca, por lo que, desde éste punto de vista, su concentración no puede considerarse escasa. Así es como durante miles de años, las civilizaciones han construido minas en las zonas de mayor concentración de este elemento, buscando yacimientos no solamente bajo tierra, sino también en el fondo del mar y de los océanos.

De más de 160 minerales de cobre conocidos, solamente 18 pueden ser encontrados en yacimientos de interés industrial. Estos son fundamentalmente sulfuros (90%), que habitualmente contienen también hierro y cantidades menores de antimonio y arsénico, aunque también pueden aparecer en forma de óxidos (9%). El cobre en su forma nativa (1%) tuvo también en su momento gran importancia para la industria en la Antigüedad.